El Pisco indudablemente ha sido, es y será la bebida alcohólica predilecta para los peruanos sea dentro de Perú o fuera de sus fronteras.
Pero, ¿de donde nace todo este vestigio glorioso? ¿Quién los hace?
Se trata de nada más y nada menos que La Caravedo donde el turismo enológico, recordar su historia y visualizar el futuro, y además velar por la suprema calidad del producto son ley en estas tierras.
Con más de 330 años de historia pisquera, La Caravedo abre sus puertas para conocer el estadio donde se fabrican los jonrones más magistrales y gloriosos que el pisco ha concebido.
Antes incluso, de que mucha de la destilación que produce bebidas que conocemos hoy en día como la ginebra, el vodka y hasta el ron nacieran, ya el pisco se estaba produciendo en la hacienda La Caravedo, donde el fuerte viñedo y las simbólicas paredes de color naranja dieran vida y estilo a la destilería más antigua de América.
Sus instalaciones datan del año 1684, es decir, esta estructura presenció la época de la conquista americana, la hegemonía de la corona, las batallas por la independencia, los auges y las caídas de un sinfín de gobiernos, la influencia de la revolución industrial y está presenciando hoy en día el desarrollo de la tecnología y los avances en la industria.
Sin embargo, el modo de pisar la uva y algunos de los utensilios se quedaron en la época de colón. “Nosotros prensamos la uva, sacamos el mosto, fermentamos el mosto, lo convertimos en vino y destilamos el vino en el alambique (falcas)”, nos instruye rápidamente Johnny Schuler del proceso del “mejor destilado jamás hecho”.
Fue el cronista peruano Lorenzo Huerta quien encontró el contrato de compra y venta de La Caravedo, situado presentemente en las zonas Quilloay pero con fecha de 1684. ¡Gran descubrimiento!
Roque Caravedo adquirió la destilería a través de un contrato pero hace 121 años atrás la finca le pertenecía a Francisco Sánchez Rebatta, su primer propietario. Tiempo después de la adquisición de Caravedo en el 2009, ya en la era moderna, inversionistas estadounidenses la transformaron en la marca Portón haciendo de ella su compra, siendo arquitectos del ADN del pisco que se produce hoy en la finca.
El latifundio de Pisco – Portón, tan solo lleva 7 años produciendo en esta destilería, pero sin duda su calidad proviene de 333 años de conocimientos, sus más de 150 reconocimientos lo constatan.
Como se le llama en Perú “La bebida de los dioses” posee tres estilos: el primero es el puro, el segundo un mosto verde y el tercero un acholado.
El conocimiento de su preparación es inculcado a través de un recorrido informativo y divertido que inicia en una perspicaz plazoleta, en la cual están exhibidas las ocho uvas pisqueras utilizadas en la elaboración de cualquier tipo de pisco. Y de allí es un viaje parecido a la fábrica de chocolates de Charlie pero de Pisco.
Sabemos que la fama estadounidense no es de dejar las cosas a medias y menos si hay una gran cantidad de dinero de por medio. La inversión de estas personas fue realmente colosal, a tal punto que metieron la antigüedad y el reconocimiento, la historia y los terrenos antiguos del viñedo en el cuerpo de un joven y apuesto productor endémico.
Las instalaciones cuentan con un equipo de destilería moderno e impecable que almacena hasta 50mil litros y actualmente está funcionando al 100%, su fachada se mantiene simbólica y con buen semblante, pero por dentro es completamente modernista y está a la vanguardia de la tecnología.
Sin embargo, el espíritu tradicional se mantiene en ciertos aspectos como el método de pisar la fruta, alambique ecológicos y destilación por gravedad. Incluso este magnífico y moderno destino turístico está abierto para cursos, tours y catas al público.
¡Después de una embriagada sin resaca, te provocará disfrutar del Pisco hasta la última gota sin consecuencia alguna! Ya veo porque le dicen “la bebida de los dioses”