El sentimiento de patriotismo que sienten los integrantes de cada uno de los países que conforman el planeta es poderoso, sólido y algunas veces testarudo.
El pensamiento ideológico – patrióticos que posee las integrantes de la sociedad son hereditarios. Algunos lo profundizan más en su ser más que otros dejando por fuera por supuesto el tema político.
No hay duda que cada individuo nace y al criarse en un país determinado, el mismo, junto a la sociedad se encargan de inculcarle valores patrióticos y sociales que incluso modelan la conducta de este individuo.
Lo que si es cierto es que los símbolos patrios generan atracción, apego y confianza en los habitantes, siendo la primera cara y los instrumentos de defensa e identificación nacional, por supuesto algunos más que en otros casos.
El sentimiento de nacionalismo en un país como Perú es elevado y Cusco ciertamente no sale de ese parámetro riguroso. Sin embargo presenta ciertas peculiaridades.
Su bandera de franjas horizontales posee los colores del arco iris creada en 1978, la cual presentó polémicas con respecto a la bandera de representación gay en California, el himno no es común pero es muestra de un texto auténtico proclamada en 1970.
El escudo de Cusco para los Cusqueños no representaba su nacionalismo. ¿Se preguntaran por qué? Y suena de pronto un poco extraño, pero hay que recordar que el pueblo Inca fue sometido por los conquistadores españoles en la época colonial y un misterio fue la desaparición de esta civilización antigua.
Cabe destacar que los españoles tuvieron gran influencia en cuanto a su cultura incluso, la mayoría de las ciudades peruanas fueron instauradas por los españoles y la fecha conmemorativa al menos del día de la ciudad de Cusco constatada en marzo.
Fecha del mes que nunca fue celebrada hasta el 8 de enero de 1944, donde jurisdicciones lacraron en papel y tinta que sería el 24 de junio de todos los años el día de Cusco.
Desde el siglo 19 se ha tratado de cambiar el escudo heráldico español. El general Rufino Echenique cambió en muchos aspectos este escudo, ya que recibió como regalo de un inédito sucesor Inca un escudo completamente nuevo.
Todo movimiento migratorio del sistema hegemónico y constitutivo español impulsó a las autoridades a rechazar y desechar en el escudo antiguo: constado de un cetro de zar en la parte superior, un animal despidiendo fuegos en cada paraje y algunas alegorías en el interior desde casi 450 años.
Primeramente, en el centro de la placa se puede ver el semblante de Wiracocha contiguo a los símbolos del Uhupacha (abajo), Huananpacha (arriba) yKaypacha (en este lugar) en conjunción geométrica y virado por el conjunto cabal de las fases que constituiría un calendario solar incaico. Su iconografía sideral está figurada a escala, en la fortaleza Inca de Muyucmarca y Sacsayhuaman.
La lámina radial de oro que acarreaba el soberano del Tahuantinsuyo (territorio proclamado Inca de 4 lados) en el pecho como garantía de que era el hijo del Sol.
El valor tan excepcional que posee esta placa Inca para los cusqueños hace olvidar el fatídico escudo del poderío español.
Según los estudios la placa de oro representa la energía del Sol para el calendario Inca.
El Sol se consideraba una deidad divina personificada y adjudicada al Dios Wiracocha.
Sin lugar a dudas este cambio fue una reivindicación de la opresión. Destacando la simbolización de las antiguas expresiones Incas y resaltando el nombre de Intip Inti (sol de soles), era heredado de generación en generación durante tiempos de beligerancia.
Desde los tiempos de Echenique hasta la actualidad han sido realizadas varias reconstrucciones y cambios en el escudo de Cusco, llenándolo de bonanza simbólica, precisión histórica y geométrica.
Fue así como predominó y se impuso el sentimiento de nacionalismo patriótico y el mismo emergió de ese oscuro pasado.