El turismo es el principio del desarrollo para muchos países del mundo, manteniendo su economía sustancial y parte de su gasto, contribuyendo con este apreciado motor social y cultural.
El turismo abarca aspectos muy buscado por las personas, muchos lo llaman felicidad, pero es en sí negocios, placeres, ocios, recreaciones e incluso premiaciones.
Si, leyeron bien… premiaciones, y de esto se trata el mercado de viajes de incentivos, aplicado a nivel mundial se convierte de hecho en un mercado global que, sin duda, beneficia a muchas partes, además de solidificar, ayudar y promover el turismo en el mundo.
Perú no se queda atrás en la inclusión de proyectos turísticos. Y es que si bien es cierto, países como Colombia y Chile han sido fuertes músculos latinoamericanos integradores de los viajes de incentivo en su turismo nacional facturando más de 30 millones de dólares anuales, Perú persiste en un duro, incesante pero constante trote, que crece como la espuma, llegando a alcanzar un crecimiento del 16% en este mercado.
El incremento del año 2016 con respecto al año 2015 fue del 16 % como se dijo anteriormente, con un ingreso anual de 40 millones de soles. Este aumento es perceptible a niveles turísticos y económicos.
Para sumergirnos un poco en las aguas cristalinas de las estadísticas del turismo peruano, empecemos por saber ¿Qué es un viaje de incentivo?
Un viaje de incentivo es un servicio, como la mayoría de los incentivos que tiene el turismo, que ofrece una empresa con vínculos turísticos o con rasgos internacionales y algunas veces intercontinentales.
Es por supuesto, una estrategia empresarial que busca optimizar el trabajo, sacar el mayor provecho de sus trabajadores, perfeccionar el trabajo y lograr un excelente desempeño del trabajador con incentivos económicos y turísticos.
¿Qué más placentero que conocer el mundo a través de un viaje y a la misma vez percibir un dinero extra?
Viajes y dinero son una de las cosas más buscadas por las personas e incluso soñadas por muchos. ¡Qué mejor incentivo que ese!
Además ayuda, si se aplica en gran escala, al sector turístico del país de destino, colaborando de este modo a mover la rueda mecánica de un sistema interrelacionado, dependiente y calibrado.
“En este mundo en que el talento suele moverse muy rápidamente, los viajes de incentivos ayudan a fidelizar a estos colaboradores con la empresa y sus directivos”, dice Miguel Velasco Godoy, gerente general de compañía que tiene el 20% de la demanda peruana en este rubro, denominada Coltur.
Esta empresa, aparte de lograr eficacia por parte de los trabajadores e impulso a nivel turístico, también genera un impacto sobre el valioso trabajador; impacto que se estudia unos 6 a 8 meses antepuestos a la designación del destino turístico.
Esto deja mucho que pensar, ya que, se trata de un mercado tan ponderado como el mercado empresarial frente al mercado turístico y ciertamente, no deja a casualidad la selección de Perú como un creciente nuevo destino incentivo.
“En ese tiempo, nosotros como especialistas tenemos que acompañar a la empresa para poder lanzar estímulos para que no pierdan de vista el premio si logran las metas”, asevera el gerente general de la compañía Coltur.
La agencia de viajes Coltur ha notado el crecimiento del mercado en números de su propia calculadora. Para ser exactos, en el año 2015, Coltur tuvo ventas globales por 96 millones de soles y, en el 2016, esta cifra pasó a 120 millones de soles. Ya para el cierre del año 2017, Velasco especula con gran basamento un acrecentamiento de la demanda de sus productos y servicios hasta en un 25%.
Empresas impulsoras, motivadores y visionarias son las empresas que necesita un país y el mundo para impulsar, así sea poco o mucho, el proceso turístico y económico de una nación.