Vía La República
Por: Mirko Lauer
La opción de Lourdes Flores por presidir Peruvian Airlines ha sido vista como un simple riesgo, un suicidio cívico, una movida maquiavélica y hasta como un tácito retiro de su empeñosa carrera hacia Palacio. Ella comprensiblemente ha defendido su nuevo cargo como una honesta decisión laboral, y por el momento mantiene sus cartas políticas muy pegadas al pecho.
Hasta el momento el problema más serio es de quienes la han elegido para presidir su directorio. Los reflectores de la prensa no van a dejar de alumbrarlos, y es probable que ello cuaje en una aureola de sospecha dura de sobrellevar. La prensa ha demostrado siempre ser mejor condenando que exculpando.
En el peor escenario, uno en que surge un dato firme que confirma la historia delictiva que algunos ya consideran cierta, Flores siempre podría sorprenderse, renunciar y lamentar haber puesto su mano al fuego. ¿Cuál sería el efecto? Esto es algo difícil de pronosticar. En todo caso no es automático que la liquide políticamente, como se afirma.
Sobran casos para demostrar que en el electorado la simpatía política y la sanción ética suelen ir por caminos separados. De aquí al 2011 Peruvian Airlines puede volverse un mero incidente en el imaginario público. Como de hecho ya lo es el rectorado de Flores en una universidad local, donde nadie vio una movida política.
Si asumimos que esta decisión de Flores entraña riesgo, no importa en qué grado o de qué tipo, entonces queda abierta la cuestión de quién la reemplazaría en la candidatura de Unidad Nacional. Pues las encuestas muestran que ella es una figura que, aun si no ganara, haría la diferencia en la próxima elección presidencial.
Por lo pronto en su partido y en su frente no hay nadie de su misma trayectoria política, ni tiempo para fabricarlo. Una hipótesis lóbrega es que sin Flores en la cancha buena parte de esos votos UN terminarían desplazándose, aun a desgano, hacia Keiko Fujimori, antes que hacia el candidato de centro-derecha democrática.
No olvidemos que la aventura de Peruvian Airlines viene justo después del lanzamiento de la propuesta de un frente de centro, es decir una alianza para frenar a los extremos y a la polarización que ellos suponen. Iniciativa que no fue recibida con aplausos, pero tampoco echada al tacho por los demás precandidatos aludidos.
Será interesante ver cómo esta presidencia afectará el discurso político de Flores en los tiempos que vengan. Después de todo la precandidata nunca ha dejado de practicar la abogacía, como tantos otros políticos activos, y eso no parece haber hecho una diferencia. Otra vez se pondrá a prueba la frase según la cual el avión es la forma más segura de viajar.
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